Cuentos variados - La nueva especie

   
 
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Género: Ciencia -ficción

 

 Año 2050, una nueva forma de dominación surge en el planeta. Una nueva división del poder y la esclavitud cobra vida:  El mundo se divide en humanos e infrahumanos.


Evoluciona una nueva especia, "los humanos transgénicos" mejorados genéticamente para ser la raza superior, la que Hitler gestó durante la 2º guerra mundial.
Los avances sobre la genética humana facilitaron la consecución del proyecto, gracias al poder de los laboratorios de investigación en colaboración con los gobiernos.
Esta nueva especie de humanos tenía la capacidad de ser inmunes a las enfermedades, a la degeneración celular. Envejecían más lentamente gracias a la regeneración de sus células, su coeficiente mental era más elevado y su longevidad estaba asegurada.


Todo esta conspiración comenzó a finales del siglo XX, la cúpula del poder mundial era consciente del daño al medio ambiente a corto plazo, pero las pérdidas económicas frente a la posibilidad de un cambio eran imposibles de sostener. Los gases emitidos a la atmósfera que causaban el calentamiento global no se podían controlar. No se puede retroceder el curso de la historia, la revolución industrial no se podía frenar.


La solución radicaba en exterminar parte de la población mundial. A más seres humanos mayor contaminación y explotación de recursos naturales.  Intentaron llevar a cabo el exterminio a través de  guerras que creaban los propios gobiernos,  pero eran insuficientes. El terrorismo biológico, las drogas sintéticas tampoco alcanzaban.

 Todo resultaba escaso, seguíamos siendo demasiados humanos. Como consecuencia de ello, se seguía pavimentando el planeta, talando árboles, generando toneladas de basura y creando cada vez más alimentos sintéticos para cubrir la demanda del consumo. Este último ( el consumismo) generado artificialmente para mantener a las masas con su atención desviada de la realidad.
Los hábitos de consumo eran la forma de controlarlo todo, los medios de comunicación estaban manipulados, la educación estaba digitada. El dinero mantenía a media humanidad trabajando para pagar sus letras y consumiendo para aquietar sus almas.
En otras latitudes las plagas y las hambrunas se incrementaban, las sequías e inundaciones, los desastres naturales. Los movimientos migratorios hacinaban, convertían pequeños espacios en grandes urbes y esto llevó a la  creación de un grupo militar de control de inmigración. Las fronteras de muchos países estaban blindadas.

 
El único remedio era evolucionar a una especie superior, subir un escalón evolutivo.

 Solo lo alcanzaron aquellos que en su momento eran etiquetados de locos y promovían un estilo de vida naturista, los que salieron de las urbes, sembraron sus tierras y educaron a sus hijos en sus comunidades. Estos últimos tuvieron que defenderse de los infrahumanos y debieron esconderse para darle continuidad a la especie original. Pero a  pesar de sus esfuerzos quedaron reducidos a pequeños grupos aislados.
El otro grupo que subió el escalón evolutivo y se mantuvo, es aquel que pudo invertir  en sus hijos, en concebirlos mejorados genética mente. ¡La elite humana!.


Los infrahumanos pululan por las urbes y se convirtieron en mano de obra barata porque enfermaban y envejecían. Su acceso a la cultura era limitado porque su coeficiente mental quedó estancado. Muchos murieron por no tener a su alcance las vacunas que los curaban de las enfermedades del momento.


En el 2050 la tierra sintió un respiro. El equilibrio llegó paulatinamente a partir de 2030 de la mano del exterminio silencioso como se había conspirado. La supervivencia del más apto de Charles Darwin. La población mundial se redujo poco a poco a medida que los infrahumanos cumplían su ciclo de vida y morían sin dejar descendencia. Los humanos  clonaban y mejoraban. En 2050 en el planeta  eran el 70% menos de población que en el 2010. El planeta respiraba, se recuperaba y el hombre se aseguraba su continuidad como nueva especie.

 

Pero  como en toda la historia de la humanidad, donde hubo sometimiento surgió la revolución. 

Apareció una pequeña resistencia en el 2020.

 Dicha resistencia iba de la mano de su gestora la Dra. Peters. Esta mujer estuvo trabajando en los laboratorios durante mucho tiempo y pudo percibir entonces  la forma que manejaban y conducían  a la sociedad hacia el camino de la extinción y la supremacía de una nueva especie más evolucionada genéticamente contra otra, por ello creó  la resistencia.

 

Este grupo estaba conformado por científicos.

 Se sabía que la iglesia conspiraba junto con los gobiernos, para a través de los dogmas de fe,  poder  justificar cualquier tipo de atrocidad o barbarie.

La iglesia haciendo referencia a pasajes de la Biblia manejaba a sus fieles para hacer que estas técnicas pasaran a ser algo normales y bien vistas ante los ojos de la casta.

Esto contradecía la oposición que ejerció la iglesia ante la ciencia en otros tiempos, pero ahora se justificaba, era necesario hacer de Dioses y salvar a la especie a través de lo elegidos.

 

La Dra. Peters y el resto de los científicos pregonaban lo que estaba por acontecer y tenían pruebas de ello, pero era tal el caos de la información, la ignorancia y el pasotismo de la gente, la esclavitud del trabajo para solventar cada día más deudas contraídas.  Que su discurso carecía de importancia y el gobierno junto con la iglesia y las fuerzas antimotines (que protegían a los ciudadanos de primera de los que huían de las plagas y las hambrunas),  dejaban la libre expresión de estos científicos porque no representaban amenaza alguna al sistema.

 

Toda persona en sus cabales pagaba una prepaga para darle a sus futuros hijos un mapa genético superior.

Nadie quería envejecer o morir por ninguna causa.

Habían creado el elixir de la juventud y el que tenía acceso a él no le importaba lo que representara a largo plazo.

Los que estaban en la línea marginal desaparecerían y el mundo estaba inmunizado frente a todo. A nadie le interesaba arruinarse las escasas horas de placer pensando en una utopía o mirando las desgracias de los que estaban del otro lado de sus fronteras mentales.

Estaban anestesiados, llevaban siglos así y era lo que había elegido la minoría dueña del poder. Estabas con ellos o te extinguías. Cada cual vivía por sus intereses y los de su familia. El resto se ignoraba.

Esa era la nueva especie, un hombre transgénico que había hipotecado sus genes y su alma.


Florencia Moragas

 

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